Seguramente anoche te fuiste del estadio con la misma sensación que yo. Triste, preocupado hasta decepcionado se podría decir.
La actuación del equipo no fue la que todos esperábamos y eso es una mala señal de lo que se nos avecina.
Comprendo al hincha que insulta, pero no lo comparto. Seguramente muchos de los que anoche insultaron, principalmente los que tienen mas de 30 pirulos, quizá más tarde hayan bajado un cambio y hasta, porque nó, hayan pensado que se equivocaron.
No, que se equivocaron al ver el partido porque la realidad es que anoche Ramón Santamarina dejó la imagen de un equipo que lejos está de ser precisamente eso, un equipo. Pero seguramente algunos sientan que le erraron al insultar a Gambini o al trenzarse en alguna discusión con los suplentes y focalizar su bronca con los más jóvenes.
Para comprender a aquellos que están en el tablón hay que haber pasado por allí. Si anoche hubiese estado en la tribuna, sin lugar a dudas hubiese insultado y silbado a Páez en cada pelota. Para recordarle la estupidez que hizo a principio de semana pero jamás me hubiese metido con Gambini y los pibes.
Como hincha, porque realmente es lo que fui en el 2006 viéndolo desde la tribuna, no puedo olvidarme la tarde del ascenso que lo tuvo a Mario en el banco de suplentes comandando el último gran logro aurinegro. Que locura pensar en este momento que de la mano de aquél hombre que nos dio tremenda alegría en el 2006 ahora pudiéramos irnos al mismo lugar.
Que difícil se me hace pensar en una puteada a Daniel Roméo, si tuviese la chance de volver algún día y que no le fuera tan bien.
Comprendo al hincha que insulta pero no comparto esas ganas de querer desafiar a todos.
Tengo muy en claro que este equipo nos hace perder por momentos, la mística que por años tuvo Ramón Santamarina y eso no es un dato menor. La camiseta aurinegra ha sido a lo largo de su historia sinónimo de entrega, garra, huevos, fútbol, talento, sorpresa, imposibles hechos realidad y lamentablemente hoy por hoy estamos sufriendo un presente que ninguno de los hinchas esperaba.
Realidad vaticinada por algunos periodistas que si vieron que el año sería muy difícil al observar como se manejaron determinadas cuestiones desde lo institucional.
Atrás quedó la imagen de ese equipo que se hizo fuerte en Pergamino e ilusionó a sus hinchas, quienes creyeron que la mística había vuelto.
Hoy la realidad, el presente y los números de la tabla son muy difíciles de sobrellevar para el hincha. Ramón Santamarina está severamente complicado en la lucha por permanecer en la categoría.
Una categoría que lo vio ser protagonista desde que llegó a la misma. Atrás quedaron las tardes de gloria.
Hoy el equipo esta en la mala y yo cambiaría los insultos por el apoyo para ver si de esa manera les podemos dar una mano.
Necesitamos el compromiso de ellos y nuestro apoyo para tratar de salir de esta situación.
Aquellos hinchas que prioricen los insultos y las ganas de pelear con integrantes del plantel solo conspiraran contra las intenciones de permanecer en este torneo y le darán una gran mano a este barco para que finalmente se hunda.
Lo pido desde lo más profundo de mi sentir aurinegro. Por las tardes gloriosas, por los emblemas que vistieron esta casa, por los colores, por lo que significa Ramón Santamarina en nuestras vidas, cambiemos el insulto por el "vamos viejo, el domingo hay que ganarle a Cipolleti. Nosotros los vamos a estar apoyando desde acá. Tenemos que salir de esta"...
Creo que no debemos inmolarnos con un insulto que solo nos conducirá a bajar de categoría por la presión que este ejerce sobre el ser humano.
Siempre se ha dicho que lo mejor que tiene Ramón Santamarina es su gente. Esa gente es hoy protagonista principal de esta historia. Ojalá puedan darle una mano a un equipo que la necesita de manera urgente.
JUAN CASERO
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